jueves, 5 de febrero de 2009

Accidente doméstico

Civril adoptó una sonrisa terrible, cruel. Llevaba tanto tiempo esperando ese momento que no pudo dejar de disfrutarlo antes de hacerlo.
Avanzó hacia su mujer, petrificada, blandiendo el cuchillo entre sus manos. Entonces tropezó y cayó al suelo, y la hoja en la garganta asomó por el otro lado de su cuello.
Se hizo el silencio.


(Esto es, simplemente, un pequeño ejercicio literario que hice en el club de escritura. Creo que me quedó bastante plástico)

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