El bullicio me atonta el alma.
El trajín diario de las cosas que pasan a mi lado,
tan rápido como yo mismo,
y que atascan mis sentidos para hacerme triste.
Pero la soledad de la noche me rescata.
Me envuelve en un cálido silencio
que tu ausencia agranda,
y comienzo a sufrir por lo que ahora me falta.
Me falta tu mirada clara,
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