Burka sabía que Jamal le atacaría en la última curva e intentó evitarlo desplazándose en la calle 1 y dejando un hueco en la cuerda del estadio. No sospechaba que Natalia la pasaría con mucha más facilidad que la bahrainí, y cuando vió que la catalana se colaba por dentro abrió el brazo izquierdo para estorbale. En ese roce pudo pasar cualquier cosa (incluso que Natalia cayera contra la cámara que había en el césped), pero lo normal es que caiga quien va más justo de fuerzas y el más fuerte pueda aguantar el tipo. Natalia aguantó, recuperó el terreno perdido con Jamal y atacó en la recta de manera incontestable. Y todas sus rivales tuvieron que conformarse con verle la espalda.
Después los jueces dictaron una sentencia injusta. Ningún equipo rival presentó una reclamación al respecto y dejaron a la campeona sin medalla. Hubiera sido bonito que sus rivales, pese a la decisión final, reconocieran su aplastante superioridad, pero no todos los que compiten son auténticos deportistas.