Después
de la campaña de las diferentes candidaturas a la secretaría
general y al consejo ciudadano de Podemos Albacete, voy a publicar
algunas reflexiones sobre temas que han ocupado buena parte de dicha
campaña.
Y lo
hago porque todavía no hemos sido capaces de dotarnos de espacios
para el debate político y estratégico. Seguramente las urgencias de
un proceso demasiado rápido, por la premura del año electoral de
2015, junto a cierta inexperiencia en estas cuestiones, sean algunas
de las razones por las que todavía no tenemos un espacio en donde
debatir en profundidad. De momento sólo cuento con espacios
virtuales como este, y aquí estoy.
Hay
a quienes no les gustan las listas de candidatos/as, de la misma
manera que hay a quienes les encantan, y seguramente tengan
argumentos para cada posición.
En
mi caso, no tengo nada en contra de las listas, pero sí de que se
hagan de unas determinadas maneras. Para no extenderme en exceso,
sólo voy a explicar las razones de mis críticas a la lista
ClaroquePodemos.
Dicen
que la lista es un equipo compacto que comparte un mismo proyecto, es
decir, nos asegura que no existan discrepancias internas, pero lo
cierto es que su proceso de gestación dista mucho de eso. Me cuentan
que había tres listas diferentes (imagino que responderían a 3
equipos compactos), pero que en ese escenario, en una asamblea de
Podemos Albacete se planteó, por parte del consejero Aguilar, que
Pablo Iglesias pretendía que, como mínimo, en cada capital de
provincia hubiera una lista denominada ClaroquePodemos, y que dichas
listas serían avaladas por gente de su confianza (en el caso de
Albacete, por el consejero Aguilar). Incluso se avaló a Luis Ángel
como posible candidato a secretario general, por si tenía que ser
él el encargado de liderarla.
El
hecho es que desde Madrid se contactó con Alberto Nájera para que
fuese el candidato a secretario general de la lista ClaroquePodemos
en Albacete y, desde mi opinión, creo que eso fue un acierto que
demuestra algo que yo tengo muy claro: que Alberto Nájera es la
persona más idónea (con mucha diferencia) para acometer dicha
tarea.
Pero
Alberto cree en la transparencia y en la horizontalidad del proyecto
de Podemos y, como muchas otras personas, prefería que todas las
candidaturas se agrupasen en una sola lista de personas
independientes, sin necesidad ni del aval ni de la marca de Pablo
Iglesias. Los hechos han demostrado que Pablo Iglesias prefiere a
alguien menos capacitado, pero que sí asuma su estrategia de
marketing político, antes que contar con el mejor por el riesgo de
su probada independencia. Y esto me parece un error muy grave.
Pero
dejando al margen el cargo de secretario general, para el consejo
ciudadano se desarrollaron conversaciones entre esas 3 supuestas
listas (lo de “supuestas” no es porque dude de su existencia sino
porque desconozco su composición), con la presencia del propio
consejero Aguilar, conversaciones de las que resultó la lista que
finalmente se presenta. Probablemente, ese proceso negociador ha
hecho que el equipo ClaroquePodemos sea menos compacto de lo que se
está intentando vender. Y digo esto porque conozco a algunas de sus
integrantes y he mantenido conversaciones privadas en las que me han
planteado fuertes discrepancias (algunas formuladas con escasa
educación) con miembros de ese misma lista. Cabe la posibilidad de
que, durante el proceso negociador, las discrepancias y fobias se
hayan convertido en coincidencias y filias, algunos comentarios
apuntan en este sentido.
Reconozco
que no soy muy partidario de este tipo de estrategias, por eso las
califico como “maquinaciones de trileros”. Pero no porque no me
gusten las listas, sino porque en un conjunto de 45 candidaturas,
agrupar a 21 en una lista que (y esto es lo especialmente grave) se
va a beneficiar de la marca de Pablo Iglesias (sobre su vídeo de
última hora igual comento algo en otra ocasión), es jugar con
demasiada ventaja. Nunca me han gustado los trileros, pero comprendo
que esa es su forma de ganarse la vida, pero lo que nunca he
soportado es a los ventajistas.
Esta
es la razón por la que no votaré a ninguna de las personas que
aparecen en dicha listas. A unas porque creo que no son las mejores
para desempeñar esas funciones, a otras porque no cumplen el propio
código ético de Podemos y a otras porque han preferido anteponer la
ventaja de la lista CqP a mantener sus propios principios (sólo a
Groucho Marx le he admitido que cambie sus principios por otros).
El
caso de Luis Ángel es diferente. Defendí en la Asamblea de
Vistalegre una propuesta organizativa en la que se limitaba el número
de cargos que podría desempeñar cualquier miembro de Podemos (sólo
un cargo interno y un cargo externo por persona). En la propuesta que
resultó elegida no existe esta limitación, por lo que la
candidatura de Luis Ángel es perfectamente legítima, pero yo sigo
pensando que un partido que defienda lo que dice defender Podemos, y
que cuenta con más de 200000 inscritos, debe ser un partido en el
que todas las personas seamos necesarias, pero ninguna
imprescindible.
La
libertad que tengo al no querer aspirar a nada me permite escribir lo
que pienso. Así lo hago y así lo seguiré haciendo.